domingo, 17 de junio de 2012

Reflexión 2: sobre el imperativo de la "corrección política"

[Ver Reflexión 1]

Atreverte a dar tu opinión es el primer paso, necesario, para encetar un debate. Podemos pensar que en las sociedades democráticas, que protegen la libertad de expresión, dar ese paso no debe suponer un problema (más problemas plantea dar tu opinión en una sociedad dictatorial y opresiva, sobre todo si tal opinión es contraria al régimen).

Convenimos en considerar debate una conversación en la que se presentan diversas opiniones, en ocasiones antagónicas, y se discute sobre estas aportando argumentos razonados que respalden una opinión o que rebatan otra.

El uso de la palabra opinión no es casual (en un debate no suelen discutirse verdades que consideramos probadas). Pero existe un consenso que permite afirmar que la verdad es relativa. Podemos discutir si este relativismo es ontológico o más bien epistemológico, pero el resultado en la vida diaria será el mismo: la verdad depende de tantas cosas que no es posible afirmar nada de modo completamente seguro. Así el debate público consiste en la expresión de opiniones que siempre serán más verosímiles si se refuerzan con argumentos razonados y que se amparan en la libertad de expresión que las sociedades democráticas protegen.

Pero este debate público no está exento de presiones. Cada vez más cualquier persona que expresa su opinión en público, especialmente si por ser quién es o la posición que ocupa su opinión será ampliamente difundida y considerada, debe atenerse al imperativo de la “corrección política”. Bajo la perspectiva ilustrada el debate, junto al cultivo de la razón debía contribuir a cambiar los prejuicios por juicios razonados. Pero en el momento presente debemos cuestionarnos sobre la vigencia de un prejuicio, basado en la siempre loable y bienintencionada voluntad de respeto al prójimo, pero prejuicio al fin y al cabo que es la ya nombrada “corrección política”.

Robert Skidelsky nos brinda en un artículo sagazmente titulado La libertad de expresión asediada[1] una reflexión que ilustra de modo inmejorable esto de lo que vengo hablandoDe acuerdo con el relativismo acerca de la verdad, Skidelsky apunta que «la presión de la “corrección política” se basa en el argumento de que la verdad es incognoscible. Las declaraciones sobre la condición humana son esencialmente cuestiones de opinión». A este argumento de carácter más epistemológico Skidelsky añade un segundo de tipo sociológico. «El imperativo sociológico que subyace a la difusión de la “corrección política” es el de que ya no vivimos en sociedades patriarcales, jerárquicas y monoculturales, que exhiben un acuerdo general, aunque irreflexivo, sobre los valores básicos». Así pues parece que se impone actualmente el igualitarismo populista que, siguiendo con Skidelsky, tiene como consecuencia «el tabú aplicado a ciertas palabras, frases y argumentos que dan a entender que ciertas personas, grupos o usos son superiores o inferiores, normales o anormales y a eso se debe también la búsqueda de formas cada vez más neutrales de etiquetar los fenómenos sociales, con lo que se priva el lenguaje de su fuerza e interés».

También Mario Vargas Llosa en su ensayo La civilización del espectáculo[2] hace mención al imperativo de la “corrección política” en un capítulo que dedica al concepto de cultura. El escritor peruano dice que «la corrección política ha terminado por convencernos de que es arrogante, dogmático, colonialista y hasta racista hablar de culturas superiores e inferiores y hasta de culturas modernas y primitivas».

Evidentemente no se trata aquí de defender posturas xenófobas, etnocestristas o de existencia de una raza superior (conocemos los episodios de exterminio, especialmente durante el siglo XX, a los que estas posturas han llevado). Pero sí creo necesario apuntar que, en mi opinión, la forma actual de entender la “corrección política” responde más a la categoría de prejuicio que a la de juicio razonado. El imperativo de la corrección política socava la reflexión crítica y sobre todo el debate político que cada vez se aleja más de la realidad social a la que cree representar.

Hace ya un tiempo que analistas políticos comentaban el ligero ascenso que registraban los partidos de extremos, especialmente aquellos de extrema derecha que se amparaban en la defensa conservadora de lo “auténtico” y lo “tradicional” en una sociedad multicultural. Podemos discutir la torpeza con la que los “cultos” y “cultivados” países occidentales han acogido el giro hacia el multiculturalismo. Pero el caso es que siempre ha ocurrido que en época de “decrecimiento” (como en esta crisis económica que vivimos) los discursos de la gente tienden a radicalizarse. Surge también la figura del chivo expiatorio, normalmente encarnada por el inmigrante, por el diferente.

En qué medida la difusión del imperativo de la “corrección política” ha contribuido a radicalizar las posturas de la gente habiendo agotado su capacidad para creerse discursos igualitaristas y neutrales por parte de la clase política dominante es una pregunta que debemos formularnos. Si en época de crisis los discursos extremistas tienden a ganar adeptos actualmente debemos cuestionarnos si el precedente político que podríamos denominar como igualitarismo populista tiene parte de culpa de los votos a un partido como es Amanecer Dorado en Grecia.

Hace falta replantear adónde nos lleva un imperativo como el de la “corrección política” y sustituir el igualitarismo populista acrítico por el debate respetuoso pero incisivo para cambiar los prejuicios por juicios razonados.




[1] Skidelsky, R. La libertad de expresión asediada. [artículo en línea] Project-syndicate. 21 junio 2011. http://www.project-syndicate.org/commentary/free-speech-under-siege/spanish
[2] Vargas Llosa, M. La civilización del espectáculo. (2012) Madrid: Alfaguara

2 comentarios:

  1. Hola Marc,

    En su día ya tuvimos un debate en clase sobre la definición de la cultura, así que hablar sobre culturas superiroes o inferiores es, a mi parecer, establecer una jerarquía, la cual no corresponde, a mi parecer, a la realidad. Tampoco es el tema sobre el que tratas en la entrada, así que enfocaré mi crítica-acuerdo acorde con el tópico que usas.

    Yo no creo que la corrección política sea algo que haya que desechar, ya que el respeto mutuo y la libertad de expresión deben ser las reglas básicas de cualquier sociedad. Así mismo, coinicido en que esta corrección política es, en muchas ocasiones, malentendida, y bajo el abanico de la libertad de partidos surgen posturas extremas.
    El problema que surge es: censuramos esos partidos? Ha habido parte de la sociedad que los ha votado, así que sería ir contra la voluntad de los votantes que los eligen, y contra la libertad de expresión de los políticos adscritos a esas ideas.

    La clave está en meternos en nuestra cabecita que la corrección política no implica el "todo vale", ya que "su libertad acaba donde empieza la nuestra".

    Evidentemente, este debate es muy extenso, y implica muchas posiciones discursivas que dificilmente pueden casarse.

    Nos vemos en las "redes",

    Joan GCC

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  2. Hola Joan! Y gracias por pasarte y comentar!

    Como dices el debate es muy extenso y sería necesario una reflexión muy profunda y por parte de sociólogos, politólogos y toda la población. Lo que yo defiendo aquí es la necesidad de construir un debate que supere el respeto acrítico.

    El tema está en las consecuencias que la difusión de la "corrección política" tiene a nivel psicológico, que es quizás lo que más nos interesa por nuestra formación ;)
    Vuelvo a citar a Skidelsky cuando dice: «la búsqueda de formas cada vez más neutrales de etiquetar los fenómenos sociales, con lo que se priva el lenguaje de su fuerza e interés». Creo que la grandeza del ser humano radica en el lenguaje, en las palabras, y en la capacidad que estas tienen para "construir" el mundo. Y esta "construcción" mediada por el lenguaje debe hacerse des del respeto pero no desde la tolerancia acrítica. Pensemos: ¿Qué consecuencias podría tener, situándonos en una posición extrema, para el individuo a nivel psicológico el hecho de "construir" una realidad con palabras neutras y vaciadas de significado y potencia porqué deben atenerse a lo "políticamente correcto"?
    Y repito situándonos en el extremo.

    Gracias Joan,

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