martes, 18 de septiembre de 2012

144 horas


¡El verano! ¡Qué época el verano! ¡Descanso, playa, sol, fiesta! Incluso aunque lo pases trabajando y sin vacaciones todo tiene otro sabor. Los mejores recuerdos siempre suelen ser veraniegos y durante el resto del año siempre se piensa en esta época con nostalgia y esperanza.

Pues resulta que la nueva campaña de la Fundación Antidroga (FAD), 144 horas (http://144horas.com/ ) pretende aleccionar a la población joven sobre qué hacer durante esta época del año. Una época del año que para la mayoría de jóvenes es festiva, social, de ocio, de divertimento y estrechamente relacionado con todo esto de alcohol y borrachera. Según esta campaña de la FAD, 144 horas son el tiempo que más de un millón de españoles dedican al consumo de alcohol durante una semana en verano. En los anuncios nos presentan el ejemplo de un joven que ha decidido cambiar esta dinámica veraniega por iniciarse en la práctica del surf. ¡Y tú! ¿Cuántas horas pasas bebiendo alcohol una semana de verano?

El tratamiento demoníaco que se hace del consumo de alcohol en verano parece implicar que esta práctica es corrosiva y socialmente desagradable y que para impedirla es necesario mostrar a esos jóvenes “descarriados” actividades alternativas menos degradantes a las que poder dedicarse, como por ejemplo el surf.

Pero pensemos en esos jóvenes “descarriados” que en verano pasan 144 horas cada semana tomando alcohol. Entiendo que estos jóvenes no beben solos, aislados, en una esquina de mala muerte del barrio chino de una gran ciudad sino en compañía de amigos, conocidos y nuevas personas a quienes conocen precisamente durante estos momentos. Además durante el resto del tiempo estos jóvenes hacen otras cosas y no se dedican a sobrellevar la resaca bebiendo más alcohol (puede que en algunos casos sí lo hagan). Además este consumo de alcohol está relacionado con unas formas de ocio que son un potente motor económico: festivales de música, discotecas, bares y chiringuitos (o la isla de Ibiza); pensemos la pérdida multimillonaria de ingresos si todos estos jóvenes decidieran dedicar este tiempo a hacer surf.

El paternalismo con que la FAD suele dirigirse a los usuarios, bien conseguido en otras ocasiones, llega a ser ofensivo en esta campaña. En la era que algunos han bautizado como de la postpublicidad (añadiendo el prefijo post- que ya está más que sobado). Cuando los publicistas se dedican a conversar de tú a tú con el usuario, sobre todo gracias al potente instrumento que es el 2.0, no hay nada más anacrónico que una campaña que juzga las prácticas de las personas, los jóvenes en este caso, y se comunica con una actitud de juicio moral inquisidora. Los diseñadores de esta campaña sabían sobre esto de conversar con el público de manera horizontal y han usado los instrumentos que lo permiten: una página web, Facebook, Twitter, Tuenti, Youtube. Pero no se han dado cuenta de que no se trata sólo de utilizar estos instrumentos sino del tratamiento que se da a los usuarios y la actitud con que uno se dirige a estos. Y como he dicho anteriormente una actitud de juicio moral no es la adecuada para conversar de tú a tú con el usuario.




lunes, 30 de julio de 2012

Reflexión 4: de la post-democracia y la post-política en la sociedad multitranscultural y de las TIC.

[Ver Reflexión 1Reflexión 2: sobre el imperativo de la "corrección política"Reflexió 3: La política, del deure a la filantropia]


La situación político-económica actual ha acabado por transmitir la impresión a un número cada vez más elevado de personas que nos adentramos en una era postdemocrática. Los gobiernos de tecnócratas en algunos países europeos o las organizaciones supraestatales como el BCE o el FMI son casos que reafirman la incapacidad de los gobiernos elegidos democráticamente ante la market-driven globalisation.

¿Es necesaria una regeneración de la democracia? Parece evidente que sí, y que es también deseable para no terminar pereciendo en el horizonte postdemocrático hacia el que vamos. Tenemos muy interiorizadas las bondades de los valores democráticos y, a pesar de sus limitaciones, es la forma de organización más justa e igualitaria que conocemos. En una hipotética regeneración de la democracia las TIC son una herramienta de información, expresión y comunicación que pueden constituir un pilar importante, defendiendo la participación de los ciudadanos en los asuntos del gobierno a través de una relación mucho más directa de gobernantes-gobernados o, en una postura más utópica, a través de la mimetización de ambos roles. Ya existen ejemplos de acción política a través de las TIC: desde su relativa importancia en las revoluciones de la llamada “primavera árabe” hasta las movilizaciones del 15-M en España o de Occupy Wall Street en Nueva York. No obstante y en el contexto occidental creo no equivocarme si afirmo que estas protestas, impulsadas y organizadas a través de las TIC, no han tenido una verdadera repercusión política frente a la market-driven globalisation.

Pero al hablar de los mercados, las corporaciones transnacionales o las organizaciones supraestatales quizás deberíamos sustituir el concepto de post-democracia por el de post-política. En un libro titulado En defensa de la intolerancia el filósofo esloveno Slavoj Žižek considera la verdadera política como «el arte de lo imposible, cambia los parámetros de lo que se considera “posible” en la constelación existente»[1]. En este sentido es en el que afirmo que nos hallamos ante un horizonte post-político. El orden de las cosas no cambia y seguimos en un mundo cada vez más dirigido por el mercado.

La crítica que Žižek hace en su libro del liberalismo tolerante y multicultural se dirige a mostrar la repercusión que esta actitud política tiene sobre la esfera de la economía que es la despolitización de ésta. En las páginas finales del libro escribe: «el modo en que funciona la economía (la necesidad de reducir el gasto social, etc.) se acepta como una simple imposición del estado objetivo de las cosas […] La única manera de crear una sociedad en la que las decisiones de alcance y de riesgo sean fruto de un debate público entre todos los interesados, consiste, en definitiva, en una suerte de radical limitación de la libertad del capital, en la subordinación del proceso de producción al control social, es decir, en una radical re-politización de la economía»[2]. El ánimo de reivindicar la necesidad de una actitud política que preste mayor atención a la esfera de la economía en detrimento de la política de tolerancia del multiculturalismo está presente en todo el libro de Žižek. Reivindicación de una actitud que, por usar las palabras de Lluís Duch y Albert Chillón, «idee y ejerza políticas de fondo en lugar de dedicarse a veleidades éticas y estéticas»[3].

En este complejo contexto cabe preguntarse si realmente una democracia más directa y participativa es por lo que hay que luchar vista su incapacidad ante la market-driven globalisation. Se trata de aclarar si la regeneración tiene que producirse en la democracia o en la política. Algunas de las protestas impulsadas por las TIC han tenido un fondo verdaderamente político (en el sentido de subvertir el orden establecido de las cosas) pero, excepto en contados casos, no se han logrado las consecuencias esperadas. En este sentido corremos el riesgo de que el importante instrumento que nos ofrece la revolución tecnológica, las TIC, se pierda desgastado por la difícil pelea en el ámbito de la re-politización de la economía y acabe relegado a las reivindicaciones de grupos locales que en una sociedad multitranscultural y bajo el paraguas del liberalismo tolerante tendrían la fachada moral para ejercer su deseo de participación política.

Las quejas hacia la política poco democrática no deberían llevarnos hacia la democracia poco política. Tenemos capacidad para reconducir la situación de una forma que no excluya ninguno de los dos horizontes (ni el democrático ni el político). Pero en vistas de la sociedad multitranscultural hacia la que avanzamos, del aumento de reivindicaciones de legitimación para los diversos estilos de vida particulares y, por último, de la market-driven globalisation; no está de más preguntarse si llegado el hipotético momento y viéndonos obligados a elegir seríamos capaces de prescindir de la democracia para no perder la política, es decir, si nos atreveríamos a aceptar un horizonte post-democrático para no caer en un horizonte post-político.

Marc


[1] Slavoj Žižek. En defensa de la intolerancia. 2007. Sequitur: Madrid. pág. 33
[2] Slavoj Žižek. En defensa de la intolerancia. 2007. Sequitur: Madrid. pág. 110
[3] Lluís Duch y Albert Chillón. “La izquierda en su laberinto” http://lluisduch-albertchillon.blogspot.com.es/2012/04/la-izquierda-en-su-laberinto.html

lunes, 16 de julio de 2012

Del proceder socrático, pasando por el cogito cartesiano, hasta la era tecnológica


En este escrito trataré de enfocar la concepción que se ha tenido acerca del conocimiento, el proceder hacia él por medio del pensar y la posterior adquisición de la verdad anhelada. Comenzando en la Antigua Grecia, Sócrates se erigió como abanderado en la lucha por conquistar la verdad, frente a la ideología de la escuela sofista, que situaba el reconocimiento y el éxito un peldaño más arriba que la verdad en la escala de validez. Frente a esta postura, Sócrates emprendía la búsqueda del conocimiento procediendo a partir de la base más simple y llana, el “solo sé que no sé nada”. Partiendo de este punto, Sócrates iba remontando el camino a base de razonamientos simples para ir acercándose cada vez más a la culminación conclusiva. Demostraba que, pese a la creencia que tenemos de poseer determinados conocimientos, nos encontrábamos distantes de lo que en realidad esos conceptos significaban. El pensar socrático se construía de este modo a base de una ascensión, constituyendo la ignorancia la base, las deducciones el camino, y el conocimiento la cima.

Haciendo un salto cronológico nos hallamos en la modernidad, con uno de sus iniciadores, René Descartes, que sabiamente consciente de la dificultad para llegar a lo que él llamaría un sistema de conocimiento seguro, procedería a la purga intelectual de todas aquellas creencias no justificadas, alejadas del conocimiento “claro y distinto” pretendido por el filósofo francés. Resumiendo muy tendenciosamente su doctrina, podemos decir que mediante la “duda metódica”, partiendo en primer lugar desde el principio de presunción de falsedad, por el cual toda opinión es falsa hasta que no se demuestre lo contrario, recorría fuentes de conocimiento, de las que destacaban los sentidos y la razón, y proponía dos tipos de dudas, la duda moderada y la duda hiperbólica. Tal revisión de las fuentes de conocimiento podríamos resumirla así:

                     Sentidos:
a) Duda moderada: errores que cometemos en cuanto a la forma, tamaño, posición...de los objetos
b) Duda hiperbólica: dificultad para diferenciar entre el estado de vigilia y el de sueño

                     Razón:
a) Duda moderada: errores de cálculo
b) Duda hiperbólica: se basa en la suposición de un genio maligno, una entidad superior malvada que me engaña en mis creencias más elevadas, que son la creencia en la existencia de un mundo exterior conocido por los sentidos y la creencia en las verdades más simples de las matemáticas.

Gracias a toda esta argumentación, Descartes llega a su primera verdad indudable, que se sustenta en la idea de San Anselmo “si me equivoco, soy” para llegar a la conclusión de que si realmente me engaña, es porque soy alguna cosa, soy un “algo engañado”, cuya esencia básica es el pensar, aunque sea todo falso. Así llegará al “cogito, ergo sum”. A diferencia de Sócrates, Descartes ya no parte de una “nada”, sino que parte de un primer conocimiento indudable, que le servirá para a partir de ahí, constituir la totalidad de la realidad, siendo el pensamiento el que la determina. Este “panracionalismo” plasmado en el antropocentrismo cartesiano, nos muestra la necesidad de purgar la doxa, algo que Sócrates, mediante sus razonamientos, conseguía hacer. Ambos optaban por un criterio de verdad absoluta, abordando su conquista por medio de un proceder distinto.

Por último, llegamos a la era postmoderna, donde la facilidad de acceso al conocimiento, del que disponemos a golpe de “clic”, nos hace caer en un conformismo que genera un conocimiento superficial. Asistimos a la paradoja del conocimiento actual, donde la mayor facilidad de acceder a él, conlleva adquirir un conocimiento de segunda mano, superficial. Tal es el motivo de la arbitrariedad con la que se suelen utilizar muchos conceptos que hoy en día “están de moda”, conceptos tales como “valores”, “ética”, “moralidad”, etc. Sin siquiera saber bien del todo qué significan, puesto que parece pueden abordar todo tipo de ámbitos y todo tipo de situaciones. Hasta se llega a decir que en el amor no hay ética, cuando uno de los máximos representantes del mismo, encarnado en la figura de Jesucristo, promovía una nueva ética, basada en el amor a escala universal. Quizá, hoy más que nunca, necesitamos de una base socrática, para tomar los asuntos críticamente, siguiendo un proceder exhaustivo, cartesiano, para así poder entender algo mejor la realidad de nuestra sociedad.

Pau.


martes, 3 de julio de 2012

Se busca emprendedor joven y creativo


A raíz de la crisis económica y en el contexto español ha aumentado considerablemente el uso de lo que denominaré “vocabulario del emprendedor”: en este encontramos diversos conceptos: emprendedor, joven, creatividad, innovación, reinventarse, etc. Esto no significa que antes no se hablara de ellos, es evidente que existen desde mucho antes de la crisis. Pero lo que sí percibo es que a partir de ésta se habla mucho más de estos y sobre todo se hace de forma conjunta ya que hemos acabado por asociarlos.

Repito que no son conceptos que se “inventen” a partir de la crisis. Ya existían anteriormente, no partimos de cero. No obstante, ahora todos estamos mucho más familiarizados con estos, los encontramos en todos lados: periódicos, revistas especializadas y de divulgación, telenoticias, tertulias radiofónicas, magacines televisivos, toda una literatura del emprendedor, etc.

Ser emprendedor es “cool”, conlleva un prestigio, un valor socialmente atribuido. No hay duda de que es mucho mejor que estar parado pero emprender conlleva riesgo. Ser emprendedor supone aceptar ese riesgo, ser capaz de convivir con él. ¿Esto puede generar individuos más dispuestos a actuar en situaciones de incertidumbre y miedo, individuos que no se acobarden y paralicen ante lo desconocido y lo inseguro? ¡Pero cuidado! ¿Esta supuesta valentía que lleva a actuar bajo riesgo e incertidumbre es reflexionada y razonada o por el contrario responde a un deseo ingenuo de emprender? Está claro que sin un ápice de optimismo y motivación uno no dedica su tiempo y ahorros a crear y emprender. Pero como dice Emilio Duró “no hay nada peor que un tonto motivado”.

Un concepto interesante dentro del “vocabulario del emprendedor” es el de innovación. Acordaremos que innovar implica aportar algo nuevo y que este concepto está estrechamente relacionado con el de creatividad. En su día ya escribí sobre el concepto de creatividad y la manera como la entendemos actualmente [Ver La creativitat està sobrevalorada] y las conclusiones de entonces son aplicables también para éste caso. Una sociedad que fomenta la innovación es para mí mucho más deseable que una que se estanca en el conservadurismo, el problema está en la forma de entender la innovación. Hay que vigilar y replantear los términos cuando conceptos como el de innovación se convierten en fines en sí mismos. Innovar e innovar porqué tenemos los medios y la creatividad para hacerlo, aunque ello nos lleve al mismo lugar del que partimos.

Pero el concepto de innovación llega a su connotación más apasionante cuando se aplica al individuo mismo. Entonces se le llama reinventarse. Abandonar aquello a lo que me he dedicado hasta el momento para ocuparme de algo distinto. Aquel concepto de un trabajo estable, dentro de una misma empresa ascendiendo de cargo con los años y la dedicación es algo que ya ha quedado obsoleto y que incluso provoca cierto malestar y rechazo. Preferimos, o han conseguido que prefiramos, ser unos “nómadas laborales”, infieles por elección, reinventores de nosotros mismos y nuestras capacidades (es curioso observar como incluso la ciencia contribuye a esto. ¡Piensa en el concepto de plasticidad cerebral!). Además se trata de reinventarse no tan sólo cuando nuestro proyecto fracasa: el emprendedor ha llegado a identificar el fracaso con la oportunidad, oportunidad para aprender de los errores, oportunidad para mejorar, oportunidad para reinventarse; sino que también, y esto lo más interesante, se trata de reinventarse cuando todo va bien.

Sin duda el espíritu emprendedor es un recurso que hay que fomentar, y así se hace, pero no sin reflexionar la clase de individuo que éste potencia. Individuo que se convierte en funambulista del riesgo, nómada convencido que no dudará ni un instante en abandonar un proyecto, aunque funcione, para embarcarse en uno nuevo, siempre escudándose en el discurso de lo “mucho aprendido” y lo “mucho por innovar”; un innovador empedernido que se regocija en su afán por reinventarse casi provocándose esquizofrenia. Como he apuntado en otros escritos se trata de pensar críticamente para no dejarse llevar por las tendencias del momento.

Marc

martes, 26 de junio de 2012

Reflexió 3: La política, del deure a la filantropia

[Veure reflexión 2 i reflexión 1]


En els temps que corren, ens hem acostumat a depositar en la política tots els mals socials, fruits d’un règim corromput que és capaç d’accedir a la veritat absoluta, per acte seguit allunyar-se’n i exercir l’element de manipulació per tal que els seus objectius es vegin satisfets. Un dels retrets fets a la política és el de la vocació, és vocacional la política?, tot polític ha de ser-ho per tal de posar-se d’immediat al servei del poble? Per respondre a les seves pretensions, exigències i reclams? Està la democràcia fortament corrompuda pel fet de no atendre a allò que els ciutadans volen?

Cercant els inicis de la política, ens traslladem en  l’eix cronològic fins la Grècia antiga, en concret a un dels seus grans referents, i a la que pot ser la seva obra més influent, o almenys, la més “carismàtica” avui dia. En la obra de Plató, i en la seva ideologia escrita en “La República”, trobem un posicionament que ha patit males interpretacions i conclusions tendencioses al voltant de la figura del filòsof. Un dels principals errors, és el de confondre la seva obra amb el reclam del poder per part d’un aristòcrata. Si bé és cert que Plató es decantava per l’oligarquia com a règim polític, no hem de concloure que els motius fossin egoistes. Els aristòcrates representaven la classe “culta”, “llegida”, és a dir, els més intel·ligents, i perquè no dir-ho, els que tenien millor retòrica. Si aquests eren els millors, com no anaven a governar? No és cert que estem perseguint sempre l’excel·lència? Plató traça en “La República” tot el procés que ha de seguir l’individu fins arribar al poder, passant per diferents estats, etapes, proves, etc., que el faran estar en disposició de conèixer en què consisteix governar, i actuar en conseqüència.

Ara ens traslladem al mite de la caverna, on, en resum, podem extreure la necessitat que el filòsof (aquell que ha tingut accés als graus més elevats de coneixement) il·lumini aquells éssers cavernosos, alimentat per la doxa i sense capacitat de pensar més enllà de les recepcions sensibles. Aquí hi trobem un punt clau. En aquesta necessitat queda presentada la vessant de la política com a deure, malgrat la dificultat que comporta tornar de nou a la caverna un cop has pogut accedir als graus de coneixement superiors, degut a que els presoners que allà segueixen no beuen de la mateixa font de coneixement, així doncs consideren al transformat “filòsof” com un boig. La feina del filòsof és la de inspirar coneixement a la població adormida en l’opinió, que es troba submergida en un estat de ignorància del que tampoc mostren gaire interès en sortir. Així, com el mateix Plató expressarà, malgrat ser una feina feixuga, hi ha un deure social podríem dir-ne, per part dels més preparats, per formar, per extirpar aquesta conformitat en la doxa.

És ben cert que hem deixat enrere aquesta concepció, però fixem-nos també en l’exemple d’Immanuel Kant, que en la “Pedagogia”, formulava la següent sentència:

“L’home és allò que l’educació fa d’ell”[1]

De nou, ens esdevé la imatge de sotmetiment a una autoritat més elevada, ja no és el filòsof rei, ara és l’educació, que configurarà el que nosaltres podem arribar a ser. Però en tot cas no depèn de nosaltres, és un procés totalment heterònom, però que ens ajudarà en la formació tant intel·lectual, com també en la vessant ètica i moral.

Ens aquests temps de crisi, molt aprofitables per determinats sectors per treure a relluir totes les ideologies que restaven amagades, esperant el moment indicat per fer-se veure i demostrar la denigració social i els mals del capitalisme, sumat a la necessitat d’establir els ideals comunistes i fins tot anarquistes, cosa de dubtosa realització. Com diu Innerarity en una entrevista publicada a la Vanguardia:

No ens representeu, és un eslògan profundament antipolític perquè no hi ha política sense representació”[2]


La política no és una eina filantròpica, no existeix per pura estima al gènere humà, és una eina representacional, i fins i tot, ha d’esdevenir de nou una eina formativa, que permeti la maduració, la sortida de l’individu de la minoria d’edat, minoria d’edat que per a Kant va ser superada amb la Il·lustració. Posant un exemple anacrònic, però, podríem exercir un judici per part de Plató sobre la formació dels governants actuals. Les coses canvien, i ho fan de manera bifurcada, tant cap al progrés, com cap a la involució.

Pau.


[1] Kant, I. Pedagogía. (2003) Madrid: Akal
[2] Innerarity, D. Veus per a un món en qüestió. 20 Maig 2011

domingo, 17 de junio de 2012

Reflexión 2: sobre el imperativo de la "corrección política"

[Ver Reflexión 1]

Atreverte a dar tu opinión es el primer paso, necesario, para encetar un debate. Podemos pensar que en las sociedades democráticas, que protegen la libertad de expresión, dar ese paso no debe suponer un problema (más problemas plantea dar tu opinión en una sociedad dictatorial y opresiva, sobre todo si tal opinión es contraria al régimen).

Convenimos en considerar debate una conversación en la que se presentan diversas opiniones, en ocasiones antagónicas, y se discute sobre estas aportando argumentos razonados que respalden una opinión o que rebatan otra.

El uso de la palabra opinión no es casual (en un debate no suelen discutirse verdades que consideramos probadas). Pero existe un consenso que permite afirmar que la verdad es relativa. Podemos discutir si este relativismo es ontológico o más bien epistemológico, pero el resultado en la vida diaria será el mismo: la verdad depende de tantas cosas que no es posible afirmar nada de modo completamente seguro. Así el debate público consiste en la expresión de opiniones que siempre serán más verosímiles si se refuerzan con argumentos razonados y que se amparan en la libertad de expresión que las sociedades democráticas protegen.

Pero este debate público no está exento de presiones. Cada vez más cualquier persona que expresa su opinión en público, especialmente si por ser quién es o la posición que ocupa su opinión será ampliamente difundida y considerada, debe atenerse al imperativo de la “corrección política”. Bajo la perspectiva ilustrada el debate, junto al cultivo de la razón debía contribuir a cambiar los prejuicios por juicios razonados. Pero en el momento presente debemos cuestionarnos sobre la vigencia de un prejuicio, basado en la siempre loable y bienintencionada voluntad de respeto al prójimo, pero prejuicio al fin y al cabo que es la ya nombrada “corrección política”.

Robert Skidelsky nos brinda en un artículo sagazmente titulado La libertad de expresión asediada[1] una reflexión que ilustra de modo inmejorable esto de lo que vengo hablandoDe acuerdo con el relativismo acerca de la verdad, Skidelsky apunta que «la presión de la “corrección política” se basa en el argumento de que la verdad es incognoscible. Las declaraciones sobre la condición humana son esencialmente cuestiones de opinión». A este argumento de carácter más epistemológico Skidelsky añade un segundo de tipo sociológico. «El imperativo sociológico que subyace a la difusión de la “corrección política” es el de que ya no vivimos en sociedades patriarcales, jerárquicas y monoculturales, que exhiben un acuerdo general, aunque irreflexivo, sobre los valores básicos». Así pues parece que se impone actualmente el igualitarismo populista que, siguiendo con Skidelsky, tiene como consecuencia «el tabú aplicado a ciertas palabras, frases y argumentos que dan a entender que ciertas personas, grupos o usos son superiores o inferiores, normales o anormales y a eso se debe también la búsqueda de formas cada vez más neutrales de etiquetar los fenómenos sociales, con lo que se priva el lenguaje de su fuerza e interés».

También Mario Vargas Llosa en su ensayo La civilización del espectáculo[2] hace mención al imperativo de la “corrección política” en un capítulo que dedica al concepto de cultura. El escritor peruano dice que «la corrección política ha terminado por convencernos de que es arrogante, dogmático, colonialista y hasta racista hablar de culturas superiores e inferiores y hasta de culturas modernas y primitivas».

Evidentemente no se trata aquí de defender posturas xenófobas, etnocestristas o de existencia de una raza superior (conocemos los episodios de exterminio, especialmente durante el siglo XX, a los que estas posturas han llevado). Pero sí creo necesario apuntar que, en mi opinión, la forma actual de entender la “corrección política” responde más a la categoría de prejuicio que a la de juicio razonado. El imperativo de la corrección política socava la reflexión crítica y sobre todo el debate político que cada vez se aleja más de la realidad social a la que cree representar.

Hace ya un tiempo que analistas políticos comentaban el ligero ascenso que registraban los partidos de extremos, especialmente aquellos de extrema derecha que se amparaban en la defensa conservadora de lo “auténtico” y lo “tradicional” en una sociedad multicultural. Podemos discutir la torpeza con la que los “cultos” y “cultivados” países occidentales han acogido el giro hacia el multiculturalismo. Pero el caso es que siempre ha ocurrido que en época de “decrecimiento” (como en esta crisis económica que vivimos) los discursos de la gente tienden a radicalizarse. Surge también la figura del chivo expiatorio, normalmente encarnada por el inmigrante, por el diferente.

En qué medida la difusión del imperativo de la “corrección política” ha contribuido a radicalizar las posturas de la gente habiendo agotado su capacidad para creerse discursos igualitaristas y neutrales por parte de la clase política dominante es una pregunta que debemos formularnos. Si en época de crisis los discursos extremistas tienden a ganar adeptos actualmente debemos cuestionarnos si el precedente político que podríamos denominar como igualitarismo populista tiene parte de culpa de los votos a un partido como es Amanecer Dorado en Grecia.

Hace falta replantear adónde nos lleva un imperativo como el de la “corrección política” y sustituir el igualitarismo populista acrítico por el debate respetuoso pero incisivo para cambiar los prejuicios por juicios razonados.




[1] Skidelsky, R. La libertad de expresión asediada. [artículo en línea] Project-syndicate. 21 junio 2011. http://www.project-syndicate.org/commentary/free-speech-under-siege/spanish
[2] Vargas Llosa, M. La civilización del espectáculo. (2012) Madrid: Alfaguara

martes, 12 de junio de 2012

A Facebook hi ha bodes, divorcis pujats de to i casaments pel civil


X ha passat d’estar en una vida de privacitat mínima a reclamar per a tots les seves vivències

Llegint un article sobre la concepció del secret en edats antigues i la seva nova visió en l’edat moderna, me n’adono de la inutilitat i displicència envers la obscuritat, el segellament de llavis i el pou de misteris que el secret amaga. Remarcable aquesta nova concepció del secret, cosa incòmoda, qui té secrets no és pur, està contaminat per una nota remarcada en negreta en el seu historial de vida. Genera animadversió, avui que està tan de moda la “realitat digital”, el secretisme troba una nova via per fluir i adaptar-se al recipient com si es tractés d’un líquid amb el que, seguint el consell de Bruce Lee, haguéssim de fluir.

Bona mostra d’aquesta nova visió és Facebook, on hi trobem tot un seguit de situacions sentimentals, que, com un manual per a ineptes en termes de sentiments i d’amor, ens permetrà classificar la situació en la que ens trobem ara mateix, similar al comú mapa amb la creu i la fletxa que ens indica la nostra posició. Obres el vano de possibilitats sentimentals, i elegeixes la que més t’escau. Kant avisava en la seva Pedagogia que com més instruments tenim en el nostre poder, més es destrueix la nostra habilitat natural. En aquest punt, sembla comprensible que necessitem instruccions per definir la nostra situació sentimental.

Facebook et permet establir un neocompromís matrimonial, on, excloses cerimònies, banquets, anells i benediccions, el compromís es consolida a partir d’una publicació, on amics i saludats (o no) assisteixen com a testimonis inconscients i passius de la forja d’un nou matrimoni. Mai havia estat tan a prop de nosaltres la possibilitat de tafanejar, amb tan sols un clic! D’això se’n pot dir estalviar saliva. Ara és on reclamo la segona part, en el divorci, jo també hi vull estar present. Vull saber draps bruts, enganys, promeses no complertes, tot un mix de sentiments/circumstàncies que porten al trencament d’una parella, ja no via documentació, sinó novament via publicació (notis el gran abast de les publicacions i les situacions sentimentals facebookianas, mai separar-se havia estat tan fàcil i tan proper al casament), que ens faran assistir a tot un procés de (des)intimitat, perquè ens capbussem al llit matrimonial com nens petits esporuguits de nit, que reclamen per a ells un lloc ben calent al llit dels progenitors.

D’ara en endavant, m’agradaria disposar d’una nova aplicació al facebook. La casa d’apostes, on podrem vaticinar quines parelles perduraran, durant quant de temps, i quines diran adéu en rigorós directe. Evidentment, tals previsions haurien de ser vistes per les víctimes d’aquests vaticinis, però sense possibilitat també de jugar-hi, que seria jugar amb cert avantatge. Tot això respon a la maniobra d’evasió del secret, no volem secrets, volem airejar els fets ja no als quatre vents, sinó a les connexions d’internet, per estar assabentats del minut a minut. Sempre s’ha dit que la veritat acaba sortint a la llum (cita molt ambigua per la menció de la veritat, que en escrits passats ja vaig decidir-me per la seva  relativitat), doncs si és així, escampem-la nosaltres, que la gent pugui senyalar-nos dintre d’un temps i comentar amb els companys:

- Mira, a aquest noi el va deixar la seva parella, suposadament per amagar-li coses, per tenir secrets, i no explicar-li totes les intimitats.

- Normal que el deixi, que és això de tenir secrets!

Pau.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Fringe: jugando a ser Dios.



«Si somos capaces de ser dioses entonces es nuestro destino serlo»: William Bell



Los mitos modernos ya no conciben la furia o el castigo de los dioses (o el Dios), el fruto prohibido, el fuego de la vida o el laberinto del minotauro. Los mitos modernos contienen multiversos, fenómenos paranormales, sustancias psicoactivas y nombres como el de JJ Abrams.

La enseñanza, sin embargo, se nos asemeja la misma que en los mitos antiguos. Tal enseñanza es el precio a pagar por la osadía, por el ímpetu inquebrantable de la especie humana de superarse a sí misma y a su creador. Nada es gratuito, y el precio a pagar puede ir desde el abrasamiento solar hasta la destrucción de universos.

El hombre contemporáneo vive cegado por la ilusión de un progreso que viene avalado por el saber científico. La ciencia apoyada en la fe tecnocrática y “subsistema ideológico de la razón calculadora”[1], se dirige a contrarrestar los miedos inherentes a la existencia humana. Pero cabe preguntarse si la ciencia actual no estará creando nuevos miedos más apocalípticos que los anteriores (desastre nuclear). Esto lo evidencia Fringe en la destrucción de los dos universos cuando Walter, gracias a la tecnociencia, abre un agujero entre estos para salvar a su hijo Peter de una muerte segura.

El mito del progreso ha presentado heterogeneidad en su legitimación. El filósofo alemán Immanuel Kant nos hablaba del progreso como el avance hacia lo constitutivo del hombre, abogando así por el desarrollo hasta la saciedad de la ambición de alejarse de un estado sombrío, animal y salvaje propio del hombre primitivo. Rousseau, ilustrado francés, reclamaba sin embargo para el hombre su regreso al más libertino estado original, trazando un paisaje “Edenístico”, único estado válido para el filósofo francés. El mito del progreso y sus insalvables consecuencias negativas se plasma en la doctrina Rousseauniana al asemejar “el progreso con una caída”[2], con una degradación y decadencia de la especie humana, encontrando su punto álgido y su reflejo en el comienzo del fin en el cruce de universos realizado por Walter Bishop.


Tal vez Fringe nos ofrece una visión extrema para volver a encontrar la enseñanza antiquísima y que hoy en día nos es recordada des de los ámbitos humanísticos; a saber: que la fe ciega en un progreso basado únicamente en las aportaciones de la ciencia y la tecnología olvidando el cultivo de las humanidades sólo es capaz de guiarnos hacia una espiral de soberbia que termina en la ilusión de omnipotencia, en tiempos pretéritos atribuida únicamente a Dios, y que acaba en la destrucción por parte del hombre de todo aquello que constituyó su esencia más natural.

El egoísmo mezclado por un interés de supremacía del género humano hará plasmar en la figura de William Bell al nuevo Dios moderno, un Dios que, consciente de la incesante actividad del ser humano para autodestruirse, promoverá la creación de un nuevo Universo, respondiendo también a esa necesidad imperiosa de reconocimiento, pero un Universo sin género humano. En el inicio del capítulo nos llega la imagen de ese universo, donde domina la belleza y la paz en un estado primigenio de vida, donde los animales supervivientes de Noe’s Arca (en términos postmodernos), pueden reposar sin ningún atisbo de destrucción. Puede que esta imagen refleje ese estado originario por el que Rousseau clamaba, pero lo que queda patente es que la inclusión humana en ese cosmos idílico junto con su banalidad y sus ansias de destacar, causaría un estrago que necesitaría otra destrucción  divina en pro de la paz perpetua.

Pau i Marc.


[1] Mongardini, C. (2007) Miedo y sociedad. Alianza
[2] Rousseau, JJ. (1980) Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Alianza


lunes, 14 de mayo de 2012

L'anècdota dels "wantologists"



Plutarc va dir que “de vegades una broma, una anècdota, un moment insignificant, ens pinten millor a un home il·lustre, que les més grans proeses o les batalles més sagnants”. Aquesta sentència podem entendre que és vàlida també per a tota una societat. Podríem dir que un fet anecdòtic pot il·lustrar millor l’esperit d’una època que aquelles notícies que cada dia es repeteixen en els titulars dels diaris.

En aquest cas el fet anecdòtic, alguns en dirien la broma, és el sorgiment d’una nova professió o més ben dit una especialització de la psicologia: WANTOLOGY (want = voler). Els professionals que s’hi dediquen són els “wantologists” i per un mòdic preu t’ajudaran a adonar-te d’allò que realment vols en la teva vida.

Qui es pot permetre contractar l’ajuda d’aquests professionals? La resposta és òbvia, aquelles persones en una situació econòmica còmoda. A més no és absurd pensar que les persones que contractin “wantologists”, normalment també tenen un “personal trainer”, un “personal shopper”, etc.

Moltes d’aquestes professions van dirigides a construir una imatge personal. Les persones que contracten aquests professionals volen construir una imatge de si mateixes i així encarreguen la construcció de les diverses parts als experts: construcció de la imatge física-corporal (personal trainer), construcció de la imatge del vestir (personal shopper), construcció de la imatge sobre com parlar, moure’s, riure (expert en protocol). Potser podríem englobar-ho dins el terme “assessor d’imatge” si el pensem sota una perspectiva prou amplia.

Així doncs, podem dir que els “wantologists” s’inclouran dins aquest concepte, un tipus “d’assessoria breu”. Però, per aquest cas, si bé és cert que el fet de contractar algú que t’ajudarà a adonar-te de què és el que realment vols indica que ets una persona interessada en tu mateix no és menys cert que també indica immaduresa.

Tradicionalment s’ha associat la maduresa amb coneixement del que un vol aconseguir en la vida. Però, tradicionalment, en unes societats bastant més simples que les d’ara en el sentit que els referents culturals no eren tan diversos com en l’actualitat, la persona madura sabia el que volia perquè la possibilitat d’elecció no era gaire àmplia. En el cas de l’home (gènere masculí) era madur perquè sabia que volia treballar, trobar una bona dona, casar-se, comprar una casa, comprar un bon cotxe, tenir fills (la parelleta). El camí estava ben senyalitzat, potser massa. No era pas difícil ser madur.

Actualment, en canvi, els referents culturals són molt més heterogenis. I diferents estils de vida ja no són minoritaris a la vegada que es tornen legítims. L’individu contemporani es troba incapaç de trobar referències  en una cultura i això fa que la pressió de la realitat augmenti com també ho fa la incertesa.

Tornant a Plutarc, aquesta anècdota: els “wantologists”, il·lustra la característica principal de la nostra època: la immaduresa d’un individu contemporani que es troba enmig d’una incertesa que augmenta a la vegada que la societat es torna més complexa i resulta en un individu que no sap què és el que realment vol.

No obstant, i malgrat les formes peculiars que la incertesa adopta en la societat contemporània, els interrogants entorn de l’home i la seva relació amb el món no són pas exclusius de la nostra època. La incertesa sobre allò què volem sembla que acompanya l’ésser humà des de sempre. La filosofia antiga ja es preguntava pel sentit de la vida.

La tasca que algú pot encarregar a un “wantologist” té molt a veure amb preguntar-se pel sentit de la vida. Per saber allò que realment vull, puc formular-me les eternes qüestions. D’ on vinc? Cap a on vaig? Per acabar en un: què és el que realment vull en la meva vida?

Potser aquesta sigui la característica més preocupant que il·lustra l’anècdota dels “wantologists”. I és que contractar un expert per a que respongui aquests interrogants reflecteix una societat cada cop més afamada de respostes i menys disposada a fer-se preguntes.


Marc

jueves, 10 de mayo de 2012

La veritat de la realitat


Atenció: la següent reflexió mostra la veritable realitat, exempta de creences i refutant qualsevol pretensió d’objectivitat aliena.

Escrit realitzat sota els efectes de la medicina moksha.

“    -   Gracias a la medicina moksha, incluye una verdadera experiencia de lo auténtico
-          ¿Lo auténtico?- Will meneó la cabeza-. ¿Existe eso? Ojalá pudiese creerlo ”

On és la realitat? Puc sortir de mi per tocar-la i sentir-la? Que hi ha fora de les nostres sensacions? Una discussió llargament recorrent en la història de la filosofia, que, com és característica en ella, no ha deixat mai cap resposta concloent. Em declaro molt Humeà, recalcant la impossibilitat del descobriment d’un món extern més allà de les nostres impressions. Al pensar en aquest escrit, havia perdut de vista el noümen kantià, em decanto per el fenomen. Kant, nomenarà fenomen a la percepció que nosaltres en tenim de les coses. El noümen, el que hi ha darrere, el que la cosa “és”, independentment de qualsevol representació.
També vull decantar-me per cert constructivisme social, aquell que diposita en nosaltres el fonament de la realitat. La realitat no deixa de ser el que nosaltres construïm. Pot algú morir de càncer abans que fos descobert? Pot haver-hi un bon llibre, que mai no sigui llegit per ningú? Segueixo sent tendenciós a l’hora d’exposar aquestes idees, perquè precisament em decanto per elles, però em sembla interessant remarcar les visions que representen la realitat com un caràcter social.

Vols descobrir la realitat? Doncs segons la novel·la La isla, d’Aldous Huxley, la medicina moksha serà un bon antídot per a la conquesta, ens alliberarà de les lligadures corpòries i de les percepcions sensibles, elevant-los fins la més meravellosa de les realitats. Val a dir que la concepció del cos com una presó (soma sema dels òrfics), ja ha estat una posició adoptada en molts moments de la filosofia, fins i tot en la figura de Plató s’erigia aquesta visió del cos. Noto dins meu l’ànima volent ser alliberada, el meu cos li para els peus, no volis cap a la veritat més absoluta, cap a la realitat pura, jo et vull aquí!

L’home com a mesura de totes les coses

Darrere el debat de la realitat última, s’hi troba la confrontació entre la existència o no d’una veritat indiscutible. Aquí també hi ha molt a dir. Feuerbach subratllava l’home com a mesura de totes les coses. La veritat no és més que un consens social, no ho sabies? Dons nou de cada deu dentistes ho afirmen. Quantes dosis de veritat, per exemple, en les tertúlies futbolístiques! Els àrbitres ajuden al Barça, el Barça fa un futbol diví... Perquè decantar-se per una? Per a un madridista serà veritat la primera, per a un fan del Barça ho serà la segona. Hauríem de recórrer als dentistes de nou per veure que recomanen nou de cada deu, així podríem acceptar-ne només una com a veritat absoluta.

Quina és la meva concepció de la veritable realitat? Que cadascú en té la seva. Una manera molt covard de evitar la dualitat entre realitat/constructe, d’acord. Kant parlava de noümen, Husserl, del discurs assimilat entre la fenomenologia i la ontologia. No ho veus Kant, es tracta d’estudiar la cosa tal com ens apareix, no de suposar-hi una essència subreptícia. I si Kant tingués raó? Perquè no hauria de tenir-la, és la seva veritat, i fins i tot aquest dentista que sempre està en desacord amb els nou restants en té una.

Pau. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Conferencia Marino Pérez – “La psicología frente al cerebrocentrismo y el DSM-5”


El pasado 3 de mayo y con ocasión de presentar su libro El mito del cerebro creador (2011), dio una conferencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona el doctor en Psicología Marino Pérez. Con el título «La Psicología frente al “cerebrocentrismo” y el DSM-5». Pérez presentó el panorama que afronta en la actualidad la psicología. Por un lado una nueva disciplina científica llamada neurociencia y que contagia ese prefijo neuro- a todos los campos que conocemos, neuroeconomía, neuropolítica, neuroética, neuroestética, etc. Y por otro la inminente y discutida renovada versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de  los Trastornos Mentales, la Biblia de todo psicólogo.

Asistimos actualmente a la emergencia de la neurociencia y lo que Pérez denomina “cerebrocentrismo” se ha convertido en una moda: la tendencia a explicar los fenómenos de la conducta humana como producto de la actividad cerebral. El profesor advirtió sobre la peligrosidad de un reduccionismo neurocientífico, pues más allá de debates metodológicos, epistemológicos, etc., la producción de la neurociencia está encontrando un mercado de divulgación que la acoge con los brazos abiertos. En palabras de Marino Pérez, la divulgación neurocientífica se ha convertido ya en todo un género literario y las obras que produce pueden clasificarse en dos categorías de acuerdo a la forma de entender el propio cerebro. Por un lado se puede concebir el cerebro como sujeto creador: Y el cerebro creó al hombre (2010); ¿Qué nos hace humanos? (2010); La búsqueda científica del alma (2003). Mientras que por el otro lado está la concepción del cerebro como objeto: Entrena tu mente, cambia tu cerebro (2008); ¿Qué hacer con nuestro cerebro? (2007).

También denunció la complicidad de las humanidades en la coronación de la neurociencia como ciencia reina. Complicidad que es debida más a su complejo de inferioridad que a su pasividad. Complejo que empuja a las disciplinas más humanísticas hacia una voluntad cientificista y las hace sonreír ante una ciencia que promete retornarlas a primera página, como dice Pérez en su libro ya citado: «todo lo que lleva neuro + algo, vende y, así, todo lo que se sabía hay que revenderlo neuroempaquetado».

Por lo que respecta al DSM-5 además de todas las discusiones que se crearon alrededor de este, una de las aportaciones más interesantes de Pérez fue la definición de una dimensión transdiagnóstica que conviene en llamar “hiperreflexividad” y a la que definió como una excesiva autoconciencia y experiencia de uno mismo que es común a todos los trastornos psicológicos y que puede llegar a convertir en patológico un problema normal de la vida. La crítica que se deduce de este concepto recorre la disciplina psicológica desde hace tiempo y se cuestiona si la psicología no estará fomentando los mismos problemas que promete curar, por ejemplo ¿en qué medida un concepto como introspección fomenta la excesiva conciencia de sí mismo?

Voces como las de Marino Pérez suponen una perspectiva crítica necesaria para toda ciencia o disciplina y casos como el que presentó no hacen más que poner de manifiesto la necesidad de un pensamiento crítico basado en la historia y la necesaria recuperación de unas, hoy en día, desahuciadas humanidades. Comienza a ser evidente que es menester reconocer la importancia de una Psicología Histórica y de aquellos grupos que trabajan en pos de una Psicología Crítica.

  • Pérez Álvarez, M. (2011) El mito del cerebro creador. Cuerpo, conducta y cultura. Alianza Editorial.
  •  Pérez Álvarez, M. (2012) Las raíces de la psicopatología moderna. La melancolía moderna. Pirámide.
Marc




domingo, 6 de mayo de 2012

¿Qué quiere vendernos la neurociencia? (4ª parte)

[ viene de 3ª parte http://meditacionespsicosoficas.blogspot.com.es/2012/05/que-quiere-vendernos-la-neurociencia-3.html ] Consecuencias de la neurociencia en el ámbito educativo.

Los debates en torno a la neurociencia seguirán vigentes por mucho tiempo. Discusiones acerca del fin del dualismo cartesiano y de si esto significa la unión definitiva mente-cuerpo o un nuevo tipo de dualismo cerebro-consciencia. Cuál es el papel del inconsciente. Pertinencia de hipotéticas píldoras de la moralidad, o de la felicidad. Legitimación profesional de los neurocientíficos, etc.

En mi opinión una de las consecuencias más esperanzadoras que se pueden sacar de todo este debate en torno a la neurociencia es la desaparición de esa distancia que, creíamos, existía entre las disciplinas científicas y las ramas de carácter más humanístico. Ahora toca dar a cada cosa el grado de importancia que merece. Aunque asistiendo, cómo lo hacemos, al desahucio de las humanidades se puede temer que sumarse al carro de la neurociencia resulte mucho más atractivo que recuperar la reflexión y la capacidad crítica que brindan disciplinas como la filosofía.

Pero podemos ir más allá de estos debates y analizar la repercusión a nivel cultural que la irrupción de una disciplina como la neurociencia supone. ¿Generará una transformación cultural o, al menos, tendrá un papel protagonista si tal transformación sucediera tal y como en su día ocurrió con la psicología?

En su momento la psicología consiguió dirigir la mirada del sujeto hacia su interior para desentrañar así las razones, mecanismos y causas que nos llevan a ser como somos y a actuar como actuamos. La psicología, en sus inicios circunscrita al ámbito del trastorno o la disfunción social, se aventuró a explorar la psique humana y al hacerlo sugirió que su objeto de estudio era algo mucho más sutil y con unas fronteras mucho más difusas de lo que se pensaba. Consiguió su propia legitimación a la vez que se extendía a un público mucho más amplio. Cualquier conflicto interno, aunque no cause disfunción social, es susceptible de tratamiento, o incluso sin tal conflicto la persona puede acudir a terapia si no se siente realizada. Con esas nuevas categorías que se constituían como brújulas del yo y con su aceptación popular, la psicología generaba nuevas incertidumbres al mismo tiempo que ofrecía los recursos para hacerles frente.

Así observamos cómo de manera gradual pero constante los psicólogos se introdujeron en casi todos los ámbitos que pudieran requerir sus saberes: hospitales, escuelas, servicios militares, empresas, gobiernos, instituciones culturales, etc. Pero muy especialmente la narrativa psicológica se ha constituido como uno de los pilares básicos a través del cual guiar al yo. Parafraseando el título de un libro de la socióloga Eva Illouz podríamos decir que conceptos como terapia, emociones o autoayuda, creados por profesionales de la psicología, son el camino para conseguir la salvación del alma moderna.

Pero al mismo tiempo que la psicología creaba ese imaginario conceptual que, como he dicho, se erigió en brújula del yo también contribuía a un cambio en el seno de la cultura occidental. Cambio que tornaría obsoleta la imagen del ciudadano y la sustituiría por la del consumidor. Para la crítica comunitarista la psicología es un bastión del individualismo. El cambio del objetivo hacia uno mismo conlleva la formación de una identidad individualista que se centra en los problemas del yo, incluso cuando estos se definen en relación con los otros. Se crea así la identidad del consumidor, volcado sobre sí mismo y en contraposición con la identidad del ciudadano, comprometido con los asuntos de su comunidad.

Sabiendo esto, la neurociencia no será capaz, en mi opinión, de generar ningún cambio cultural como sí hizo la psicología. Es más, se puede considerar la neurociencia como la última frontera del individualismo que la psicología contribuyó a crear. Bajo esta perspectiva todas las conductas del individuo encuentran su explicación en la actividad cerebral y por lo tanto la mirada del individuo no debe dirigirse tan sólo hacia su interior sino aún más concretamente hacia su cerebro. El siglo del cerebro, como algunos han bautizado al siglo XXI, traerá nuevos descubrimientos y junto a ello nuevas incógnitas e incertidumbres pero en ningún caso transformará la forma de percibir y entender la psique humana. Las diversas especializaciones dentro de la neurociencia, llámense neuroeconomía, neuropolítica, neuroética, neuromarketing, neurolingüística… beben del mismo río que es la psicología, y los descubrimientos que hagan respecto del cerebro humano se entenderán dentro del marco que esta ha creado.

Marc